27 diciembre, 2006

Un año que se acaba... ¡adios 2006!


Se va un año más, otro año en la cuenta, otro año en la contabilidad de la edad... con su "debe" y su "haber". Ahora, en estas fechas de finales de Diciembre parece que es obligatorio echar la vista a atrás, descoyuntarnos el cuello y la memoria para hacer recuento de lo que ha sido el año que se va. Para mi, un año especial.

Especial en el sentido de que han pasado cosas que no formaban parte de lo esperado, que no formaban parte de la rutina, cosas que a 27 de Dicembre de 2005 no eran previsibles. Cosas que empezaron a pasar el 25 de Enero y que, sin tener relación alguna, desencadenaron acontecimientos que harán de este año, de este 2006, un año difícil de olvidar, un año que quedará como un hito en mi memoria.

Mi vida realmente no ha cambiado, no sustancialmente. Un cambio laboral drástico que realmente no me hace estar hoy en una posición muy diferente a la que ocupaba hace un año. Cambios familiares más que significativos que, sin embargo, ahora, una vez transcurridos los meses, no suponen en absoluto variación alguna en mi estatus familiar.


Pero, sin embargo, siento que yo no soy la misma de hace 12 meses. Mi interior, mi percepción de la realidad, mis prioridades... todo ello, lo que me hace ser realmente yo, si ha cambiado. Para bien... y para mal. Los que me rodean no notan nada, los que me conocen... apenas un matiz, apenas una palabra intercalada entre otras muchas habituales en mi, quizá algún comentario sorprendente muy de tarde en tarde, apenas nada. Y realmente ago profundo ha cambiado en mi. Algo que tiene que ver con las lealtades, con los afectos, con los deseos. Algo profundo que tiene que ver con mi propia percepción de mi misma. Algo profundo que tiene que ver con lo que espero de los demás. Algo profundo que me dice que soy más vulnerable de lo que creía. Algo verdaderamente profundo que me dice que hay cosas que por más que me empeñe están vedadas, cosas que "ya no tocan", cosas sin las que debo acostumbrarme a vivir, cosas que había olvidado que quería.


2006 me deja una huella imborrable, una huella profunda con nombres y apellidos, la huella de los nombres olvidados, la huella de los nombres encontrados. 2006 me deja la impronta de mi misma, de lo que he descubierto de mi misma y de la puerta abierta a seguir conociéndome. 2006 marcará el inicio de un viaje a mi interior que no puedo hacer acompañada pero en el que tendré compañía, un viaje a mi interior en el que se que descubriré rostros que sin ser el mio ya forman parte de mi misma. 2006 ha sido el año de descubrir mi fortuna, entre las lágrimas derramadas por lo que he perdido y el placer disfrutado por lo que he conocido. 2006 ha sido el año de descubrir que mi fortuna, mi verdadera suerte, está ya conmigo.

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