19 septiembre, 2006

A palabras necias oidos sordos


Un amigo me envía este texto aparecido en el diario electrónico www.diarioadn.com y firmado por Javier Calvo:

"Mi mujer y yo estamos cada vez más preocupados con los miles de africanos que llegan cada día a las Canarias. Al ver cómo la vicepresidenta del Gobierno le pedía ayuda desesperada a la presidencia de turno de la Unión Europea, sentimos una extraña disociación mental en forma de comprensiva total por ambas partes. Por un lado, si yo viviera en Helsinki, me la sudaría lo que pasa en las Canarias. Por otro lado, lo de los cayucos es lo más parecido al Apocalipsis que he visto fuera de un cine, ¿A quién apoyar? Al final, usando un mapa y una regla, vimos que estamos más cerca de Tenerife que de Finlandia. Así que nos hemos concienciado y ahora también buscamos soluciones.
Al principio pensamos en poblar las costas Canarias de tiburones. Eso funcionaria como factor disuasorio, pero es cuestión de tiempo que los tiburones se comieran a algún niño canario. Construir una verja en el mar que rodeara las islas también parece buena idea, pero enseguida tuve una visión de los africanos trepando por la verja y tirando el cayuco por encima. Al final, como siempre, la solución es tan fácil que nadie la ve: hay que renunciar a la soberanía de las Canarias. Que se las queden. Problema solucionado. Así, en vez de repartirnos inmigrantes por la península, nos repartimos a los canarios. Que vean que los godos somos buena gente. Yo mismo me ofrezco para alojar a un canario en casa. A condición de que planche y sepa cocinar."

En el correo de mi amigo siguen a este texto varios comentarios de airados canarios criticando la frivolidad con que se trata un tema realmente dramático como es la llegada de cayucos, una nota de la dirección del peródico indicando su desacuerdo con el citado texto y su decisión de eliminarlo de la página.

La realidad es que es un texto que tiene su chispa y está bien escrito, lo único que pretende a mi modo de ver es hacer una humorada y la realidad es que no hace ninguna valoración vejatoria ni irrespetuosa acerca de nadie (en todo caso de los Finlandeses que pueden sentirse ofendidos al ser llamdos "insensibles", pero creo que todos entendemos que les cueste ser empáticos con nosotros).Tradicionalmente en España se ha tenido sentido del humor sano y agudo, y siempre ha existido un cierto humor "negro", irónico y ácido que ha permitido muchas veces hablar de aquello que estaba oculto sin que nos rasgásemos las vestiduras. Considero que el tema de la inmigración ilegal es un asunto muy grave, que la llegada de cayucos a Canarias adquiere tintes dramáticos por la magnitud del problema que desborda nuestras limitadas capacidades, pero me niego a convertirlo en un tema tabú.

Sobre todo porque por encima de la frivolidad que pueda suponer que se hagan uno o dos chistes sobre el particular, me preocupa la reacción insolidaria de doña Ana Oramas que ha puesto pegas a que se habilite un centro de internamiento en su municipio, fomentando irresponsablemente la xenofobia y el racismo, ya que aunque ella lo haya hecho por razones de índole práctica, la población se hará el siguiente razonamiento: "No me gusta que haya negros cerca de mi casa y la alcaldesa está de acuerdo, asi que eso no es racismo o el racismo no debe estar tan mal" Me preocupa mucho lo que está pasando, me asusta que en Canarias, tradicionalmente lugar de mestizaje y encuentro de culturas, se abran paso antivalores apoyados por los políticos de turno, quizá sin mala intención, pero con una torpeza imperdonable. No nos engañemos, los hombres, mujeres y niños que llegan a nuestras costas en un cayuco son las VICTIMAS, nunca los culpables de una situación indeseada, y los colectivos directamente implicados: policías, marineros, voluntarios de cruz roja y otras ong's, están dando una lección de solidaridad y esfuerzo desinteresado que debe enorgullecernos como canarios. Espero que nuestros políticos sepan estar a la altura de las circunstancias y sepan transmitir que se pide ayuda no para quitarnos a los africanos de enmedio sino porque no damos abasto para socorrer a tantas víctimas.

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