09 diciembre, 2006

Como la Sabina, al socaire del viento


Hay quien piensa que soy fuerte. Yo misma me lo creo a veces, ¡ja!, como podemos engañarnos a nosotros mismos. ¿Que es ser fuerte? ¿Aguantar cualquier cosa? ¿No doblegarse? ¿No sentir dolor por nada? No se si quiero ser fuerte. Si se que no quiero sufrir, que no quiero que me pasen cosas que me hagan sufrir, que no quiero que sufran aquellos a quien amo, que no quiero ser la causa del sufrimiento de nadie. Pero no se si soy fuerte o débil, solo se que no soy la misma que ayer, que antesdeayer, que hace tres años, que hace 20, que hace 40.
No creo que las cosas me duelan más o menos. No creo que me doblegue más o menos. Es solo la erosión del tiempo, es ese adaptarse a las cosas, enfrentarse a ellas y, al final, doblegarse al resultado. A lo largo de la vida hay sucesos que te marcan más, marcas de erosión más profundas, marcas que quedan en la piel en forma de arrugas, de cicatrices, de manchas. Y sucesos que dejan marcas invisibles a los ojos pero posiblemente más perceptibles que las otras, marcas del espíritu, cicatrices del corazón, manchas en el ánimo. Al final hoy soy la consecuencia de lo que me ha acontecido, todos lo somos, pero hay quienes se sienten sólidos, quienes creen (¿quienes saben?) que han pasado por su vida recios y sin marcas, quienes dicen "yo sigo siendo el mismo" y se lo creen de verdad. Yo no.
No creo ser fuerte y no me importa. No quiero ser fuerte si ser fuerte significa no inmutarse. No quiero ser fuerte si se trata de ser impasible. Yo quiero doblegarme, quiero que me duelan las lágrimas de un niño, quiero que se me acelere el pulso con una mirada, quiero llorar mis heridas del alma, quiero alegrarme con la alegria contagiosa de quienes salen del pozo, me importa que me amen y me importa que me odien. No me importa no ser fuerte como una roca porque me siento con la fuerza de las sabinas del Hierro, soy fuerte con la fuerza que se doblega pero no se rinde, que se agacha pero retoña nuevas ramas para seguir agarrándose a la tierra y enfrentándose al viento. Esa es mi fuerza, la del tronco herido que se doble pero no se rompe. Como la Sabina quiero permanecer y seguir creciendo, y que mi belleza sea la belleza que queda marcada por la fuerza del viento, por la fuerza del tiempo.

No hay comentarios: