¡Por fin! ¡Por fin llega el momento! El concierto de Sabina me ha dejado sin voz y el video de mi amigo Efrén, sin aliento (tu ya sabes a que me refiero... jajajajajaja), pero lo importante, lo único importante en este momento es que mañana inicio mi deseado viaje a Argentina y, por añadidura, la visita de la Patagonia.
Da igual que todo esté arrasado por el descuido, que las carreteras sean caminos pedregosos, da igual que los hoteles no tengan las comodidades a las que estamos acostumbrados... todo me da igual. Me voy, me voy a la Tierra de Fuego, me voy a una zona donde aún la Naturaleza se escribe con mayúsculas, donde los humanos somos meros visitantes del asombro, me voy a morir de éxtasis visual. Se que lloraré. Si el viaje hubiese sido el año pasado o el que viene, no me habría emocionado tanto. Pero este año, la Ana que va a la Patagonia va a llorar, de emoción, de triunfo, de felicidad... esta Ana no es la misma Ana del año pasado, tiene su cara y su piel... pero esta Ana sabe que este viaje no es un viaje cualquiera.
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