12 julio, 2009

A Eva

Eva, hoy cumples un mes. Hoy hace un més que toda la familia, con el corazón roto, pensaba en tí, en tu llegada, en tu madre Rosi, que iba a recibir la mayor alegría empañada por un inmenso dolor. Tu nacimiento fué un bálsamo que suavizó un día trágico, tu carita y tus pequeñas manos apretadas un asidero al que aferrarnos, un motivo para sonreir, una excusa para no llorar.

Ayer fué un día triste. A pesar de haber estado ocupada con mi memoria de investigación todo el día, con la mente puesta en retocar documentos, corregir párrafos, componer frases, el recuerdo del último día de Carlos se me colaba por cualquier resquicio y me atenazaba el corazón. Ayer fué un día muy triste. Pero no quise escribir en el blog ayer.

Quiero escribir hoy. Quiero escribirte a ti Eva, quiero darte una bienvenida retrasada, quiero decirte lo afortunada que eres y lo inmensamente feliz que quiero que seas siempre. Quiero darte la enhorabuena porque tienes una madre fuera de lo común, una hermana que dará mucho que hablar (tengo un pálpito) y un padre que os adora. Quiero informarte de que tus abuelos maternos (a los paternos no los conozco, que me disculpen si no los menciono) son de otro planeta, deben ser de Kripton porque tienen superpoderes. Quiero advertirte de que ya llegas a una familia tan grande que probablemente hasta que tengas 12 ó 14 años no llegues a tener claro quienes son tus tios, tus primos o un vecino que pasaba por alli. En todo caso puedes estar segura de que nunca te faltarán cariño, protección... y compañía.


Eva, el mundo al que has llegado es una casa con dos puertas, una lleva a los paraísos y otra a los infiernos; una es la puerta de la paz y el amor, otra es la del odio y la guerra; una es para la abundancia y otra para la miseria; una es la de la alegría otra la de la tristeza. Eva, las dos puertas están ahí, algunos afortunados solo pasan una vez por la de la suerte y se quedan alli para siempre, otros, por el contrario, solo conocen la puerta de la desgracia. Pero la mayoría de las personas vivimos en la casa entrando y saliendo y, a veces, no nos queda más remedio que pasar por la puerta que no queremos. Tu llegada nos permitió pasar por las dos puertas el mismo día, otros en nuestro lugar solo habrían tenido la mala puerta. Ahora nos queda a todos procurarte una vida feliz, a ti y a tu hermana, a tus primos, a nuestros hermanos y cuñados, a nuestros hijos, a nuestras mujeres y maridos, a nuestros padres. ¿Sabes Eva? Has llegado a una familia en la que todos se esfuerzan por hacer cada día más grande la puerta de la felicidad para los demás. ¿Sabes Eva?, tu la más pequeña y yo la mayor... tenemos mucha suerte.

4 comentarios:

Arda dijo...

Que precioso post Ana!. Y que preciosidad de niña tu sobrina.
El símil de las dos puertas, es espléndido. Las dos están ahí, cierto, y las dos se nos abren para que pasemos por ellas aleatoriamente.
De todas maneras, Eva a lo largo de su vida, las cruzará en la mejor compañía y con un inmenso equipaje de amor.
Que tenga mucha suerte.

Ana Gloria dijo...

Ana me has emocionado. es precioso lo que has escrito y verdaderamente Eva es el claro ejemplo de que la vida es maravillosa aunque a veces parezca que nos va a aplastar. Siempre hay un motivo para levantarse y seguir viviendo y vosotros, mi familia,sois el mas hermoso motivo para vivir.¡Os queremos tanto!.

Encarni Moreno dijo...

Hola Ana,me ha encantado como has expresado las dos caras de la vida.Un abrazo familia,que seas muy feliz Eva...

Ana Gallardo dijo...

Echo la vista atrás y me veo trasponiendo una y otra vez puertas a la verdad, a la alegría, al estímulo, al cariño, a la felicidad... y siempre, siempre, alli estabais papá y tu. Gracias, sois lo más grande.