... como un arroyo manso, un agua serena que fluye suavemente, tan suavemente que parece estar parada. Estoy cansada, exhausta del esfuerzo, la tensión, la falta de sueño. Me dejo llevar, escribo, leo, pienso... pero poco, apenas lo imprescindible para hilar estas pocas palabras, deslabazadas e inconexas, sin significado, sin contenido. Y no me importa. Discurro pesada, indolente, como lava espesa que se enfría y pierde su condición de lava. Me adormezco. Vacío mi pensamiento, mis anhelos y hasta mis necesidades. Quiero dejar de ser por un momento, fundirme con el cosmos y lo infinito, deshacerme en polvo, en gas amorfo que se expande y desaparece, diluirme en el éter. Quiero no sentir, sólo un momento, descansar... discurrir suavemente hasta mañana.
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