25 mayo, 2007

Cabalgando las palabras


Me gusta cabalgar las palabras. Cabalgar al paso sobre palabras tiernas, tranquilas, dulces, ecuánimes, apaciguadoras; palabras de amor, de paz, de soledad, de tristeza; palabras cálidas o frias pero maduras, asentadas, sabias. También me gusta trotar sobre palabras alegres, divertidas, estimulantes, pícaras, desenvueltas; sobre palabras de juego, seductoras, entre bromas y veras, palabras dobles y medias palabras; de risa, de canto, de música, de niños, palabras vivas, cambiantes, nuevas, sorprendentes; palabras llanas, agudas, sobreesdrújulas; palabras listas y palabras cultas, palabras rápidas. Y me gusta galopar sobre palabras veloces, audaces, sagaces y atrevidas, mordaces o soeces; palabras ardientes, amantes, apasionadas, enfebrecidas, escandalosas y libertinas, licenciosas y contumaces; palabras airadas, enfadadas, insultantes, violentas, lacerantes, hirientes, indignantes; palabras fuertes, altisonantes, displicentes, vergonzantes.

Las palabras son como un pura sangre, te subes en ellas y te llevan al ritmo de tus sentimientos, siempre responden al estímulo, al estado de ánimo con raza, con nobleza. Las palabras, si están bien elegidas, nunca te defraudan.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Palabras...te las llevas todas y a mi solo me quedan cuatro: Mamá eres la mejor.

:)

Ana Gallardo dijo...

Gracias hija, tus palabras son las que de verdad me llenan.

Anónimo dijo...

...pues ahora yo me quede sin ni siquiera cuatro palabras...ufff..de verdad..familia!!! me podeis, de verdad...es maravillosa la relacion que existe entre todos vosotros...besitos y gracias por este paseo a caballo porque ha sido de lo mas enriquecedor...muak

Azul Flojo dijo...

Me he imaginado a Lucía, dicíendome algo parecido, o simplemente sintiendo orgullo por mí. Que suerte madre e hija por tenerse así, de esa manera. He reeleído tus palabras a tus hijos...
Por supuesto he vuelto a llorar.
En cuanto a tu último post, yo tengo tres para describirlo. No hay palabras.

Ana Gallardo dijo...

Gracias amigo, bienvenido a esta tu casa, no sabeis los que me dejais vuestros comentarios hasta que punto me gratifican. Es cierto que mis hijos colman absolutamente mis expectativas y tener su afecto de manera explícita es el mayor premio que puede recibir una madre. Quiero pensar que en algún momento hice alguna cosa bien y este es el premio que Dios me otorga, sin duda excesivo e inmerecido pero que agradezco cada minuto. Compartirlo con buenas personas como Mabel y ahora Banot es el colmo de la felicidad. Gracias.

Anónimo dijo...

...gracias las tuyas, anita...eres tan calida, tan cercana, tan especial...gracias, infinitamente gracias