22 enero, 2007

Ser un felino

Si se pudiese elegir un aspecto me gustaría ser un tigre. Una tigresa lánguida y feroz; tranquila, fria y calculadora. Acechar a mi presa con cautela y con calma hasta tenerla acorralada, disfrutar de la sensación de poder que da la fuerza y la inteligencia y, al mismo tiempo, saber que hay un risgo real de que la pieza se escape. Atacar sin piedad, con la razón inexorable del instinto, con la justicia inapelable de la ley natural. Me gustaría pasearme con el andar sinuoso del felino, con mi lomo de rayas aodulándose a cada paso y menear una cola larga y elegante que se eleva cuando me enardezco y cuelga displicente cuando descanso. Hoy no es agradable la vida de los tigres, reducidos por el hombre a meros ejemplares de recuento. Pero algún día hubo tigresas dominado la jungla y siendo las reinas en lo alto de la cadena alimenticia... mmmmhhhh, las fauces se me hacen agua recordando aquellos tiempos...

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